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Nadie de las montañas se quedará atrás

Localizando los ODS para la resiliencia de los habitantes y ecosistemas de montaña

 

 

Con el compromiso de que “nadie se quedará atrás”, la Agenda 2030 de las Naciones Unidas y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) tienen un gran potencial para el avance del desarrollo sostenible de montañas y para fortalecer la resiliencia de las comunidades y ecosistemas en áreas montañosas. Sin embargo, para alcanzar ese potencial, los ODS deben ser traducidos – “localizados” – al contexto de montaña. Esto permitirá que los responsables de formular e implementar políticas a nivel local, nacional, regional y global, entiendan las prioridades de la montaña, adapten las ac- ciones y midan su avance hacia los ODS. Para ayudar a dicha localización, se llevaron a cabo evaluaciones de expertos en Nepal, Uganda, Kirguistán, Ecuador y Suiza. Los hallazgos resaltan prioridades comunes de desarrollo en las montañas, como el uso sostenible de recursos, la acción climática y el fortalecimiento de los medios de vida y resiliencia de las personas. Pero también revelan diferencias significativas basadas en la diversidad de las montañas.

En el futuro, la falta de datos de montaña relacionados con los indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (indicadores ODS) será un gran desafío. Superar esto requerirá un enfoque pragmático que dé el mejor uso a los datos disponibles – incluyendo datos proxy – y que los combine de manera iterativa con las opiniones transparentes y participativas de los interesados. Esperar que la disponibilidad de datos simplemente mejore, no es una opción; alcanzar los ODS en las áreas de montaña es extremadamente urgente.

 

 

 

 

 

Los bosques montanos tropicales representan uno de los ecosistemas más diversos del mundo. Durante los últimos años han sido objeto de una serie de simposios y publicaciones sobre su biodiversidad y conservación, en los que se han considerado diferentes razones socioeconómicas, científicas, educativas y étnicas para estudiarlos y conservarlos. En efecto, estos ecosistemas, además de su función ecológica como re- servorios de biodiversidad, son fundamentales en la provisión de servicios ecosistémi- cos principalmente vinculados al agua, a la regulación climática regional y a la captura y almacenamiento de carbono. Paralelamente, presentan una gran fragilidad por sus fuertes pendientes que los hacen vulnerables a la erosión, y además están expuestos a la presión que implican el incremento de la población y la necesidad creciente de recursos. Sin embargo y pese a su importancia y vulnerabilidad, aún forman parte de los ecosistemas menos conocidos y estudiados en Ecuador y en los Andes tropicales.

El presente libro fotoilustrado acerca de los árboles de los bosques montanos del noroccidente de Pichincha, representa un aporte pionero para su conocimiento: no solamente entrega información detallada para la identificación de las especies de árboles por parte de investigadores y estudiantes de botánica, sino que ofrece impor- tantes datos ecológicos, climatológicos y de dinámica poblacional, que constituyen un referente sumamente útil y confiable para promover programas de reforestación y conservación de estos ecosistemas amenazados. Además, esta obra es el resultado de una investigación participativa que ha agrupado a colegas de diferentes instituciones, demostrando que el intercambio y la articulación de información y conocimientos producen avances significativos, en este caso orientados a conocer, conservar y proteger estos magníficos bosques montanos.

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El Día Internacional de las Montañas tiene su origen en 1992, cuando la adopción del Capítulo 13 del Programa 21 “Ordenación de los Sistemas Frágiles: Desarrollo Sostenible de las Zonas de Montaña” marca un hito en la historia del desarrollo de las zonas de montaña durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo. El creciente interés acerca de la importancia de las montañas llevó a la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas a declarar 2002 como Año Internacional de las Montañas. En esta ocasión, la Asamblea General de la ONU declaró el 11 de diciembre “Día Internacional de las Montañas”, a partir de 2003. La FAO es el organismo coordinador para la preparación y festejo de esta conmemoración (DIM) y está encargada de dirigir su observancia a nivel mundial. El equipo de Montaña y Ordenación de Cuencas hidrográficas del Departamento Forestal es el responsable de coordinar este proceso internacional.

 

Montañas y cambio climático

Las montañas son los primeros indicadores del cambio climático y, a medida que el globo terráqueo se calienta, los habitantes de las alturas —entre los más hambrientos y pobres del mundo— se enfrentan a más dificultades para sobrevivir. El aumento de las temperaturas también significa que los glaciares de montaña se derriten a niveles sin precedentes, afectando los suministros de agua dulce de millones de personas. Las gentes de las montañas han acumulado, sin embargo, una gran cantidad de conocimientos y estrategias a lo largo de generaciones para adaptarse a la variabilidad climática.

El calentamiento global, la variabilidad climática y los desastres inducidos por el clima, combinados con la marginación política, económica y social, aumentan la vulnerabilidad de los pueblos de las montañas frente a la escasez de alimentos y la pobreza extrema. Actualmente, se estima que en los países en desarrollo uno de cada tres habitantes de las montañas sufre inseguridad alimentaria. Como consecuencia, la migración aumenta tanto hacia el extranjero como hacia centros urbanos. Quienes permanecen son a menudo las mujeres, que se quedan al cuidado de los cultivos y el ganado;sin embargo, cuentan con escaso acceso a los créditos, la formación y los derechos de tenencia de la tierra. Esta emigración también da lugar a una pérdida inestimable de servicios que obtenemos del ecosistema y de la diversidad cultural y agrobiológica. Las inversiones y las políticas pueden aliviar las duras condiciones de vida de las comunidades de montaña y revertir las tendencias migratorias.

 

#MountainsMatter (Las montañas son importantes) para:

  • El agua, porque las montañas son las «torres de agua» del mundo, que proporcionan del 60 al 80 por ciento de todos los recursos de agua dulce para nuestro planeta.
  • La reducción del riesgo de desastres porque las variaciones climáticas están provocando catástrofes.
  • El turismo porque las destinaciones de montaña atraen alrededor del 15 al 20 por ciento del turismo mundial y son zonas de gran diversidad cultural, conocimientos y patrimonio.
  • La alimentación porque son importantes centros de biodiversidad agrícola y originan muchos de los alimentos que ponemos en nuestra mesa, como el arroz, las patatas, la quinua, los tomates y la cebada.
  • La juventud porque, a pesar de tener hermosos paisajes, la vida en las montañas puede ser difícil, especialmente para los jóvenes de las zonas rurales.
  • los pueblos indígenas porque muchas zonas montañosas albergan antiguas comunidades indígenas que poseen y mantienen valiosos conocimientos, tradiciones e idiomas.
  • La biodiversidad, porque la mitad de los puntos críticos de biodiversidad del mundo se concentran en las montañas y las zonas montañosas tienen aproximadamente una cuarta parte de la diversidad biológica terrestre.

 

Fuente: fao.org

Fuente 2: un.org

Descarga aquí la infografía desarrollada por la FAO

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El artículo científico “Impactos de los bosques y la forestación sobre los servicios hidrológicos en los Andes: una revisión sistemática” (Impacts of forests and forestation on hydrological services in the Andes: A systematic review), recientemente publicado en la revista Forest Ecology and Management (Bonnesoeur et al. 2019); sintetiza 155 estudios sobre la temática y brinda orientaciones claras para las intervenciones en los Andes con respecto a la forestación y su impacto en los servicios hidrológicos.

 

 

Varios países andinos han planeado restaurar la cubierta forestal en tierras degradadas para mejorar la provisión de múltiples servicios ecosistémicos en respuesta a los compromisos internacionales, tales como el Desafío de Bonn. Servicios hidrológicos, por ej. el abastecimiento de agua, la regulación hidrológica y la mitigación de la erosión, son particularmente importantes para los modos de vida de más de cincuenta millones de personas en la región Andina. Si bien se han producido cambios rápidos e importantes en la cubierta forestal durante las últimas décadas, la información crítica sobre el impacto de la forestación en los servicios hidrológicos aún no se ha sintetizado en el contexto de los ecosistemas andinos. Los autores del estudio definen la forestación como el establecimiento de bosques por plantación o regeneración natural en áreas que tuvieron o que no tuvieron bosques en el pasado. Para contribuir a mejorar la toma de decisiones sobre la forestación en los Andes, los autores estudiaron la literatura disponible sobre los impactos de la forestación en el suministro de agua, la regulación hidrológica y la mitigación de la erosión y los deslizamientos de tierra. También examinaron los datos disponibles sobre los procesos hidrológicos más relevantes, como la infiltración, la evapotranspiración y la escorrentía en rodales forestales. Los servicios hidrológicos de los bosques nativos también se incluyeron como un estado de referencia para comparar procesos y servicios proporcionados por la forestación. Tras los protocolos de revisión sistemática, se sintetizaron 155 estudios con diferentes métodos, incluidos meta-análisis y meta-regresiones.

 

Los resultados muestran que la forestación ha tenido claros impactos en los suelos degradados, al reducir la erosión del agua de los suelos y el riesgo de inundaciones moderadas, aumentando la tasa de infiltración del suelo en 8 y la materia orgánica del suelo superficial (SOM). Encontraron que 20 años de plantación de árboles fueron suficientes para recuperar la tasa de infiltración y el rendimiento de los sedimentos cerca de los niveles de bosques nativos, mientras que la SOM, el almacenamiento de agua en el suelo y la escorrentía superficial de los bosques nativos no pudieron recuperarse mediante la forestación en las escalas de tiempo examinadas. Los beneficios en términos de regulación hidrológica se dan a costa de una reducción en el suministro total de agua ya que la cubierta forestal se asoció con un mayor uso de agua en la mayoría de las regiones andinas. La forestación con especies nativas estuvo sub-representada en los estudios revisados. El impacto de la forestación en deslizamientos de tierra también se ha pasado por alto en gran medida en los Andes. En elevaciones altas, las plantaciones de árboles exóticos en los pastizales andinos (por ejemplo, páramo y puna) tuvieron las consecuencias más perjudiciales, ya que estos pastizales mostraron una excelente capacidad para la regulación hidrológica y la mitigación de la erosión, pero también un rendimiento de agua hasta un 40% más alto que las plantaciones de árboles. Las personas que participan en iniciativas de restauración de bosques deben ser conscientes de que los servicios hidrológicos pueden tomar algún tiempo para que la sociedad y el medio ambiente muestren beneficios claros después de la forestación.

 

Fuente: traducido de: https://www.cifor.org/library/7060/