BOLETÍN # 9. ENERO 2020.  Mancomunidad del Chocó Andino, territorio productivo, sustentable y biodiverso. Descarga el boletín completo  AQUÍ

A lo largo de los años, esta plataforma ha representado el espacio donde las 6 parroquias que conformamos la Mancomunidad de la Bioregión del Chocó Andino nos articulamos, y nos pensamos en conjunto, donde nacen las ideas y las trabajamos para construir un futuro distinto.

La Mancomunidad del Chocó Andino ha dado grandes pasos adelante, esta ilusión de un territorio productivo, biodiverso y sostenible ha ido cobrando forma. Sin embargo, siguen vigentes muchas de las amenazas que pueden quitarnos este sueño.

En este 2020, queremos invitarles a continuar en esta lucha conjunta, a estar vigilantes, a proponer alternativas, a trabajar desde los diversos espacios hacia un mismo objetivo. Desde nuestro lado, queremos reiterar el compromiso de fortalecer esta alianza, buscando el bienestar a largo plazo para nuestras comunidades y nuestro excepcional territorio.

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CITARPrograma Bosques Andinos, 2019. Orientaciones Metodológicas para la Restauración del Paisaje Forestal Andino. HELVETAS Swiss Intercooperation Perú. Lima, Perú.

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El Programa Bosques Andinos (PBA), en su primera fase, buscaba contribuir a mejorar las capacidades de adaptación y mitigación frente al cambio climático mediante la consolidación y escalamiento de políticas, prácticas, herramientas y esquemas de incentivos exitosos en la región relevantes para el manejo sostenible de los bosques andinos. Los retos de restauración ecológica de los paisajes forestales andinos son enormes, por el nivel de alteración acumulado de sus ecosistemas, derivada de una intensa ocupación humana.

Por ello, esta publicación busca sintetizar las lecciones aprendidas de diversas iniciativas de restauración en la región, y de las buenas prácticas identificadas en los sitios de aprendizaje apoyados por el Programa durante los últimos cuatro años en Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile.

Este conjunto de actividades preparadas y desarrolladas con objetivos de rehabilitación, recuperación, o restauración de ecosistemas, lo que implica un abanico amplio de iniciativas y esfuerzos de mejoramiento ambiental, en múltiples escalas espacio-temporales y con diversos objetivos socioecológicos.

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Esta publicación ha sido realizada gracias al apoyo la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE), a través de su Programa Bosques de Montaña y la Gestión del Cambio Climático en los Andes – Bosques Andinos (Programa Bosques Andinos), implementado por el Consorcio conformado por Helvetas Perú y CONDESAN.

CITARPrograma Bosques Andinos, 2019. Fortalecimiento de Cadenas Productivas en Paisajes de Bosques Andinos. Síntesis de Lecciones Aprendidas. HELVETAS Swiss Intercooperation Perú. Lima, Perú.

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Este documento expone los principales antecedentes sobre las cadenas productivas priorizadas de experiencias en Perú, Ecuador y Colombia, más dos experiencias adicionales ubicadas en Chile.

La primera sección recoge los principales aspectos de la metodología aplicada al desarrollo de este trabajo, donde se describen los enfoques y las herramientas aplicadas.

El segundo, presenta los antecedentes bibliográficos más significativos que se encontraron en torno a cadenas productivas en general, con énfasis en regiones altoandinas, y que, por supuesto, dan sustento al trabajo realizado en cada una de las cadenas productivas y sus componentes específicos, tales como enfoques de género y cambio climático.

En el tercero se disponen los resultados específicos para cada una de las experiencias en función de los objetivos planteados inicialmente. Su orden corresponde a la secuencia en que se realizaron las visitas de campo, es decir, primero se presentan las experiencias en el Perú, luego las de Ecuador y Colombia y, finalmente, las experiencias chilenas. Los antecedentes en cada una de ellas se han ordenado bajo los siguientes apartados: antecedentes generales, sustentados en la revisión bibliográfica; principales hallazgos en campo; esquema descriptivo de la cadena productiva; y lecciones aprendidas.

En el cuarto, se presenta un cuadro esquemático que integra todas las experiencias, en el que se identifican los principales mecanismos y se hace énfasis en el fortalecimiento de capacidades, los cuales nutren en la sección final algunos elementos comunes a modo de síntesis.

El quinto corresponde a una propuesta de los principales contenidos de difusión asociados a la síntesis regional y algunas actividades de difusión que contribuyan a su diseminación.

Y finalmente, en el sexta sección se han establecido las conclusiones preliminares de este trabajo, así como algunas recomendaciones que puedan facilitar el direccionamiento de futuros trabajos con el objeto de mejorar la información y el apoyo a las cadenas productivas.

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Esta publicación ha sido realizada gracias al apoyo la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE), a través de su Programa Bosques de Montaña y la Gestión del Cambio Climático en los Andes – Bosques Andinos (Programa Bosques Andinos), implementado por el Consorcio conformado por Helvetas Perú y CONDESAN.

Serán 15 los campesinos los que harán parte de esta iniciativa, quienes conformarán el primer grupo de monitoreo comunitario del Parque Natural Regional El Dorado, área protegida ubicada entre ese municipio y las poblaciones de Isnos, Oporapa, La Plata y la Argentina.

El grupo de base comunitaria está integrado por hombres y mujeres del centro poblado Morelia, y tendrá como objeto principal el direccionamiento de información primaria sobre la presencia de especies de fauna y flora en el parque natural regional.

Para ello, la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena-CAM capacita a la comunidad en técnicas de investigación, fototrampeo y de avistamiento; así como con la dotación de cámaras trampa, binoculares y demás equipos necesarios para el desarrollo de esa práctica ambiental.

“Para nosotros es muy importante contar con el apoyo de estas organizaciones campesinas, pues, son ellas las que cohabitan con las áreas protegidas, donde podemos encontrar felinos tales como el puma y tigrillo y otros mamíferos como el oso de anteojos y la danta de montaña, tan sólo por mencionar algunos”, señaló Leidy Katherine Arenas, bióloga de la CAM.

En la actualidad, el Huila cuenta con un total de 16 grupos comunitarios, integrados por 240 personas que realizan actividades de seguimiento y conservación de las especies de fauna y flora que se encuentran bajo alguna categoría de amenaza.

Se espera que el grupo denominado El Dorado empiece a tomar registro de aves, mamífero y anfibios, con el fin de conocer, de primera mano, la riqueza biológica del área natural.

“Esta experiencia nos va a servir mucho para aprender a conocer un poco más nuestro territorio, a evitar que las personas sigan cazando en la zona y a trabajar en comunidad”, señaló Zaira Yiseth Caldón Vargas, representante legal del grupo de monitoreo.

Área Protegida

El Parque Natural Regional El Dorado, en sus 28.573 hectáreas de extensión, posee abundantes bosques andinos primarios, con coberturas vegetales que forman un continuo longitudinal y altitudinal, que alberga una gran biodiversidad. Es un sistema montañoso de recarga hídrica que comprende un gran complejo de quebradas y ríos que pertenecen a la cuenca alta del río Magdalena (Parques Nacionales Naturales de Colombia, 2010).

El área permite la conectividad del Parque Nacional Natural Puracé con el Parque Natural Regional Serranía de las Minas y los Parques Naturales Municipales de La Argentina y Saladoblanco; así como de los ecosistemas de páramo con los Bosques Altoandinos, subandinos y el bosque seco tropical del Valle del Magdalena en un rango altitudinal que oscila desde los 4.800 msnm hasta los 860 msnm

El Parque Natural Regional El Dorado, en sus 28.573 hectáreas de extensión, posee abundantes bosques andinos primarios. Con sus coberturas vegetales forman un continuo longitudinal y altitudinal, que alberga una gran biodiversidad.

Es un sistema montañoso de recarga hídrica que comprende un gran complejo de quebradas y ríos.

Es de vital importancia revalorar la importancia de los bosques de montañas
y promover su conservación, uso sostenible y restauración a través de mandatos
de políticas públicas para una efectiva ejecución. 

Los bosques gestionados de manera sostenible desempeñan un papel esencial en la regulación hídrica y estabilización del clima. A través de sus servicios ecosistémicos, los bosques y los árboles son un determinante clave de las lluvias y de los patrones de temperatura. Esta gestión contribuye de manera significativa a mantener la seguridad hídrica y alimentaria y genera dinámicas económicas locales. También constituyen una parte vital del ciclo del carbono, pues absorben, reciclan y almacenan grandes cantidades de dióxido de carbono, con lo que regulan la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera.

Solemos escuchar y leer que los bosques son los pulmones del planeta. Sin embargo, la deforestación no cesa. Por ello, hay iniciativas globales como el Acuerdo de París, y el Plan Estratégico de las Naciones Unidas para los Bosques (UNSPF) con objetivos y metas forestales mundiales en el marco de la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030. En la Cumbre de Acción Climática, llevada a cabo en setiembre de 2019 en Nueva York, 65 países se comprometieron a reducir los gases de efecto invernadero en la atmósfera para el 2050. Por otro lado, había gran expectativa por la COP25, realizada recientemente en Madrid, dado que consideraría el establecimiento de reglas para fomentar mercados de carbono entre naciones, ciudades y corporaciones como mecanismo para incentivar estrategias agresivas de reducción de emisiones en una variedad de sectores, incluidos los bosques, considerados cruciales para frenar el creciente calentamiento global, al tiempo que brindan protección y recursos para los seres humanos, los animales y las plantas. Sin embargo, el artículo 6 (mercado de carbono) del principal acuerdo climático mundial pasó a la agenda de la COP26.

Bosques andinos

Alrededor de 30 millones de hectáreas, desde Venezuela hasta Chile, pasando por Colombia, Ecuador, Perú, Argentina y Bolivia, son bosques de montañas. Entre sus principales servicios ecosistémicos figuran la provisión de agua, para nuestro consumo, para la agricultura y actividades productivas. Pese a ello, en los últimos años se han visto afectados por su mala gestión, por incendios forestales, tala ilegal, actividades agropecuarias y extractivas, y el cambio climático. “Somos más de 40 milllones de personas que dependemos de ellos de manera directa; y en un escenario de cambio climático, los bosques andinos –que pueden albergar entre 20 y 40 toneladas de carbono por hectárea– cumplen un rol importante”, dice Luis Albán, coordinador regional de incidencia en políticas y mecanismos financieros del Programa Regional Bosques Andinos – Helvetas Perú.

Por años, muchas comunidades campesinas y pueblos originarios han logrado vivir en armonía, conservando actividades de manera sostenible. Ahora no solo debemos regresar a implementar algunas de estas prácticas, sino también generar nuevo conocimiento científico para que el diálogo entre la práctica y la ciencia genere mejores elementos de decisión para el desarrollo, la gestión pública y los procesos globales de adaptación y mitigación al cambio climático.

Durante la pasada COP25, realizada en Madrid, se presentaron una serie de estudios de casos exitosos de la región andina, africana y europea relacionados con los ecosistemas, poblaciones locales y la adaptación de estas dependientes de los servicios ecosistémicos.

Entre ellos se destacó el Programa Bosques Andinos (PBA), como una iniciativa regional que contribuye a que la población andina que vive en y alrededor de ellos reduzca su vulnerabilidad al cambio climático y reciba beneficios sociales, económicos y ambientales de la conservación de bosques andinos. El PBA inició en 2014 con el objetivo mejorar las capacidades de adaptación y mitigación frente el cambio climático mediante la consolidación y escalamiento de políticas, prácticas, herramientas y esquemas de incentivos exitosos en la región relevantes al manejo sostenible de los bosques andinos.

El pasado setiembre empezó su segunda fase, en la cual se busca mejorar las condiciones habilitantes y ampliar las acciones colaborativas sostenidas para la consolidación, la réplica y el escalamiento de buenas prácticas y la gestión de conocimientos para el manejo sostenible de paisajes de los bosques andinos, la resiliencia de la población y la de los ecosistemas en la región andina.

“Esta segunda fase tiene como principales retos el incidir en las políticas públicas, en la promoción del conocimiento generado durante la primera fase y de los nuevos hallazgos, en el fortalecimiento de instrumentos de políticas y en los mecanismos de financiamiento. Además, se busca incentivar el interés regional hacia la conservación de los bosques andinos y promover sinergias en estrategias de adaptación y mitigación del cambio climático”, explica Albán.

La adaptación basada en ecosistemas (AbE o EbA en inglés) es una estrategia de adaptación al cambio climático que integra a los ecosistemas, su biodiversidad y los servicios ambientales que brindan, con los medios y estrategias de vida de los pobladores y sociedades con el fin de aumentar la resiliencia y reducir su vulnerabilidad al cambio climático pero además generando oportunidades para mejorar la calidad de vida. “Las poblaciones y ciudades son las que dependen de los servicios que brindan los ecosistemas para vivir y mantener una economía familiar, por lo tanto, la restauración, conservación y manejo de los ecosistemas son acciones cruciales para que disminuyan su vulnerabilidad a los impactos que trae el cambio climático”, anota Musuq Briceño, responsable de comunicación de Helvetas Perú.

Uno de los servicios ecosistémicos más importantes es el ligado a la regulación (disponibilidad en época de estiaje) y acceso al recurso agua de los ecosistemas como son los bosques, humedales, bofedales, pajonales, páramo, matorrales y otros. “Entonces, se hace necesario priorizar y visibilizar a estos ecosistemas para desarrollar soluciones basadas en la naturaleza, bajo una gestión resiliente de los suelos y los bosques”, añade.

Los Andes Tropicales, ubicados entre Venezuela y Argentina a lo largo de la cordillera de los Andes, son considerados una de las regiones con mayor riqueza y diversidad biológica en la Tierra, debido a la diversidad de paisajes y climas, lo que genera condiciones adecuadas para el desarrollo de especies de flora y fauna, en muchos casos endémicas. Dentro de esta región, los bosques andinos o bosques montanos de neblina son los ecosistemas con mayor diversidad biológica debido a la protección que ofrece este tipo de cobertura vegetal arbórea.

“Estos ecosistemas son el hábitat natural de muchas variedades silvestres de cultivos andinos tales como la papaya, el tomate de árbol, varias especies parientes de maracuyá y del taxo, la palta, mora y pepinillo. Dos de los árboles emblemáticos y representativos de estos bosques son el árbol de la quina y la queñua (Polylepis). Por otro lado, son también hábitat de aves y orquídeas, ambas fuente de bionegocios como el aviturismo y la comercialización de flores ornamentales, o como sucede con un emprendimiento en Piura de perfumes de orquídeas”, señala Albán.

Según el Mapa Nacional de Ecosistemas, recientemente publicado por el Ministerio del Ambiente (Minam), en el Perú quedan sólo alrededor de 270,000 hectáreas de bosques relictos andinos en la vertiente occidental de la cordillera, y aún poco más de 15 millones de hectáreas de bosques montanos orientales o yungas. “La reducción de esta superficie afecta directamente no sólo al hábitat del único oso de los Andes, el oso de anteojos, cuya población se ve reducida cada vez más, sino que afecta especialmente a los pobladores locales y a las poblaciones que aguas abajo dependen de los servicios ecosistémicos que brindan estos ecosistemas”, resalta Francisco Medina, director regional del Programa Bosques Andinos – Helvetas Perú

Si tan solo nos enfocamos en agua y suelo, dejando de lado la biodiversidad, el carbono, los productos maderables y no maderables o los intangibles (como la belleza paisajística) son tres los servicios ecosistémicos clave que brindan los bosques andinos: la regulación hídrica, el rendimiento hídrico y la protección del suelo contra el impacto de la lluvia, reduciendo la erosión y los peligros de deslizamientos, y manteniendo así la calidad del agua (en especial aquella que es de uso poblacional en las ciudades, y donde los costos de eliminación de sedimentos en épocas de lluvias son altos e incluso pueden detener la producción de agua potable, como ocurrió en Lima recientemente).

En los bosques de neblina, no solo la copa de los árboles, sino especialmente las epífitas (plantas que crecen sobre los árboles), como las achupallas o bromelias y orquídeas, son claves para captar la humedad de la niebla: la llamada lluvia horizontal. El agua captada por los árboles se almacena en el suelo, y eso permite que en las quebradas y ríos se puedan encontrar agua (en mayor o menor cantidad dependiendo de la cobertura vegetal existente) mucho tiempo después de pasado el periodo lluvioso.

Medina finaliza indicando que si bien la pérdida de bosques andinos es alta, su restauración (a través de actividades de reforestación) ofrece la posibilidad de aumentar las ambiciones del Perú en relación con sus compromisos climáticos.

Por ello, es de vital importancia revalorar la importancia de los bosques de montañas y promover su conservación, uso sostenible y restauración a través de mandatos de políticas públicas para una efectiva ejecución y logro de estas metas. Con ese propósito, el Programa Bosques Andinos ha impulsado el desarrollo de la herramienta virtual Andean Forests, que permite un recorrido casi real de los bosques andinos de Colombia, Perú, Ecuador y Chile.

La plataforma tiene un potencial en términos educativos, para escolares y universitarios. Creada por el fotógrafo francés Nicolás Villaume, de la Association Conversations du Monde, especialista en la producción de experiencias multimedias ambientales, presenta numerosas tomas 360° inmersivas en alta definición y elementos espaciales.

  • AUTOR: Alberto Ñiquen
  • FUENTE: La Mula
La comunidad reportó el avistamiento de osos de anteojos, al parecer una hembra con dos crías, cerca al casco urbano de Segovia.
Foto: Banco de imágenes Corpoguavio

Distintas medidas de educación ambiental y monitoreo se están implementando en el municipio de Segovia, después de que la comunidad reportara el avistamiento de osos de anteojos, al parecer una hembra adulta con dos crías, en predios cercanos al casco urbano del municipio.

La atención a la solicitud está a cargo de profesionales del convenio entre el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, Corantioquia y la Universidad CES para la protección de la fauna silvestre, quienes ubicaron cámaras trampa en espacios aledaños al lugar del avistamiento, tomaron testimonios y realizaron numerosas jornadas de sensibilización en torno a la importancia de este gran mamífero.

Las entidades recordaron, a través de un comunicado, que “los osos de anteojos son animales pacíficos y huidizos, que solo atacan cuando son acorralados o amenazados directamente, por lo que no representan peligro para el hombre. De hecho, aunque son omnívoros, se alimentan principalmente de plantas”.

El oso de anteojos, única especie de oso en Suramérica, es natural de esa zona y tiene presencia en al menos 13 municipios de la jurisdicción de Corantioquia; sin embargo, al ser de naturaleza tímida y preferir los bosques bien conservados, su avistamiento en sitios intervenidos es poco común.

Durante las visitas técnicas realizadas, los expertos evidenciaron que en la zona se presenta tala ilegal de bosque nativo, lo cual podrían estar impulsando al oso, y a otros animales como hurones, felinos y dantas, a salir a zonas expuestas y pobladas para buscar alimento.

Por ello, las entidades insistieron en la importancia deproteger a la especie e invitaron a las comunidades a continuar atentas a posibles avistamientos y reportarlos, así como a respetar la vida de estos animales, que son dispersores de semillas, participantes directos del ciclo del agua e indicadores de la buena salud de los ecosistemas.

Sobre el oso de anteojos (Tremarctos ornatus)

También llamado oso andino, es un mamífero que puede alcanzar los 200 kg de peso, que, aunque es omnívoro, se alimenta principalmente de bromelias, orquídeas, palmas, frailejones, bambús y otras plantas, y ocasionalmente, de insectos, pequeños vertebrados y carroña. Tiene hábitos diurnos y nocturnos, habita bosques andinos y páramos y se puede encontrar entre los 250 y 4.750 msnm.

Son animales huidizos: por lo general rehúyen el contacto con el ser humano y se muestran agresivos solo cuando se defienden de una amenaza. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el oso de anteojos se encuentra vulnerable a la extinción, debido a la pérdida de hábitat y la cacería.

Fuente: Diario El Tiempo