El pasado 1 de junio, se realizó el Conservatorio “Análisis del Impacto Socioeconómico y Ambiental de los Fondos de Agua en Conservación”, organizado por el Fondo del Agua Quiroz –Chira, con el objetivo de analizar las contribuciones de los fondos de agua a nivel local, regional y nacional en el tema social económico ambiental; así como, los retos de la conservación y gestión de espacios naturales con un enfoque integral.
El conservatorio estuvo organizado en dos bloques: En el primero participaron María Teresa Vargas de Fundación Natura de Bolivía (promotores de Acuerdos Recíprocos por el Agua), Francisco Gordillo del Fondo Regional del Agua de Loja – Ecuador, Bert De Bievre del Fondo para la Protección del Agua de Quito – Ecuador, y Abel Calle del Fondo del Agua Quiroz-Chira – Perú. En el segundo estuvieron Luis Marino, Director General de Economía y Financiamiento Ambiental del Ministerio del Ambiente de Perú, Carlos Cabrejos del Instituto Regional de Apoyo a Gestión de los Recursos Hídricos de Perú, Patricia Ochoa de Naturaleza y Cultura Internacional Perú, y Luis Albán del Programa Bosques Andinos de Helvetas Perú.
Las preguntas sobre las cuales giró el diálogo e intercambio dieron pase a un rico intercambio de experiencias, lecciones aprendidad y conocimientos, los cuales estuvieron moderadas por Paul Viñas de Naturaleza y Cultura Internacional.
Importante mencionar que se destacó el rol del estado en la generación de las condiciones habilitantes para promover mecanismos de retribución por servicios ecosistémicos (MERESE), como los Fondos de Agua, que constituyen mecanismos de financiamiento ambiental que contribuyen a la reducción la pobreza de las poblaciones que viven en y alrededor de zonas de alto valor por diversidad biológica.
Así mismo, el rol de los municipios en estos fondos radican en ser dinamizadores de la inversión pública en conservación de la biodiversidad, en la restauración de ecosistemas proveedores de servicios de importancia para las ciudades y el sector agrícola, como es la regulación hídrica.
Las acciones promovidas por los fondos de agua (restauración, protección y manejo sostenible de ecosistemas) forman parte de los compromisos globales y nacionales en temas de cambio climático y la conservación de la biodiversidad. Contribuyen, también, con las medidas de neutralidad de tierra que se promueve desde la convención de lucha contra la desertificación y la sequía.
Los fondos de agua nacieron inicialmente del interés de la sociedad civil y con apoyo de la cooperación internacional. En este sentido, se hace importante hacer el seguimiento en como los estados y los gobiernos locales pueden asumir ese rol.
Desde el mundo del desarrollo, se busca fortalecer el vínculo con los municipios para apoyarlos en promover inversión pública en conservación sino también en necesidades básicas como el acceso al agua (dado que resulta irónico que en algunos casos los centros poblados cercanos a las fuentes de agua de las ciudades no cuentan con este servicio) y en actividades productivas que ayuden a redecir la presión sobre el ecosistema que se quiere recuperar. A la fecha, por ejemplo, tenemos la experiencia de Naturaleza y Cultura Internacional con el Fondo del Agua Quiroz-Chira, , un importante mecanismo para Piura con mas de 10 años de trabajo articulado, y que ha facilitado la participación de un Municipio Provincial y uno Distrital para la conservación de los bosques andinos y páramos de la cuenca alta del rio Quiroz y río Chira, beneficiando – directa e indirectamente- a alrededor de 3000 familias de comunidades campesinas
Una de las conclusiones a las que se llegó, es la necesidad de visibilizar que los diversos mecanismos contribuyen a cerrar brechas en la convervacion. Ellos, involucran a diversos sectores de la sociedad, desde el gobierno hasta la academia, con un importante rol en la gestion transparente y eficiente de los gastos, y que un correcto monitoreo permitirá validar los avances y logros.
Para cerrar la brecha en la infraestructua natural, hay que resaltar el acercamiento de las política publicas en la gestión de los servicios que la naturaleza nos ofrece. Reconocer estos beneficios naturales y sociales, trabajar en su visibilzación, y ser considerados desde el diseño de los proyectos de inversión publica, se vuelven aspectos claves.
Pese a que existen diversos mecanismos, como los MERESEs, los fondos de agua, obras por impuestos y la inversión de impacto en restauración desde el sector privado; aún nos falta la priorización de ecosistemas más allá de la Amazonía, que tome en cuenta a los bosques secos y andinos, con planes de inversión a nivel de corredores y paisajes.
Desde el Programa Bosques Andinos se viene promoviendo el desarrollo de fondos similares en diversas cuencas, como los MERESE con empresas prestadoras de servicios de saneamiento (EPS). Así mismo, se viene promoviendo la inversión de impacto en restauración en paisajes forestales y de otros tipo de vegetación silvestre en ecosistemas andinos, como una contribución para ampliar la ambición climática del país y contribuir con las metas de la Iniciativa 20 x 20, de la cual Helvetas Perú es socio técnico.
El Programa Bosques Andinos, iniciativa implementada en los países andinos, forma parte del Programa Global de Cambio Climático y Medio Ambiente de la Cooperación Suiza COSUDE, y es facilitado por el consorcio Helvetas Perú – Condesan.
Hablar del medio ambiente es involucrarnos, e involucrar a todos y todas, a reconocer y valorar los bienes y servicios que nos brinda la naturaleza y los recursos para vivir. Hoy mas que nunca, en un escenario de crisis sanitaria, vemos con mayor claridad esta dependencia.
Es por ello que requerimos una convivencia saludable, sostenible y en equilibrio, que saque lo mejor de nosotros y la consciencia de la enorme responsabilidad de seguir conservando la naturaleza, nuestra biodiversidad y los bosques de montañas.
Los bosques andinos son uno de los ecosistemas claves y versátiles para la población que vive en y alrededor de ellos, su salud ecológica permite obtener beneficios directos e indirectos, alimentos, agua, medicinas, madera, diversidad biológica, la regulación del ciclo del agua, almacén de carbono, protección y formación del suelo, entre otros. Además, ellos mismos se convierten también en espacios místicos y recreativos, ligados a la cosmovisión andina.
Según la FAO[1], “alrededor de 1.6 miles de millones de personas dependen de los recursos forestales para sus medios de vida, y la mayoría de ellos (1.2 miles de millones) emplean los árboles en sus granjas y predios para generar alimento e ingresos. Más aún, muchos países en vías del desarrollo cuentan con la energía proveniente de los bosques para sostener el 90% de los requerimientos energéticos”.
Para el Programa Bosques Andinos – PBA, iniciativa del Programa Global de Cambio Climático y Ambiente de la Cooperación Suiza para el Desarrollo (con presencia en Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela), los bosques andinos representan uno de los ecosistemas más importantes de las montañas.
La fragilidad de los bosques andinos radica no sólo en haber sido sobreexplotados y, en algunos casos, reemplazadas sus áreas por cultivos agrícolas o plantaciones con especies exóticas; sino también, porque el cambio climático está afectando su distribución y composición.
Los bosques andinos – y su biodiversidad – vienen siendo amenazados por incendios forestales producto de las actividades agrícolas y la quema de pastizales. A diferencia de la Amazonía, los bosques andinos tienen una presión constante y no regulada respecto a los incendios que ocasionan que miles de hectáreas de vegetación se pierdan y dejen de beneficiar a la misma población.
Así, dentro de los objetivos del PBA el promover la generación y difusión de conocimiento científico en temas clave para promover sinergias entre adaptación, mitigación y gestión sostenible de paisajes, es clave.
A través de la facilitación de investigación, foros, intercambio de experiencias, se cuenta actualmente con más información sobre la importancia de los bosques andinos en la región y los vacíos que existen para poder mejorar las capacidades de gestión del recurso forestal de los andes.
Como ejemplo mencionamos lo expuesto por Fadrique et al. (2018), quienes encontraron evidencia de cambios en la composición de los bosques andinos, con especies de tierras bajas moviéndose hacia elevaciones mayores, utilizando datos de cerca de 200 parcelas manejadas por investigadores de la Red de Bosques Andinos. Sin embargo, estos cambios son heterogéneos y están mediados por procesos, como la alteración de la elevación de la franja de formación de nubes, la dificultad de las especies leñosas de colonizar áreas sobre la línea de bosque, y la influencia de regímenes de uso del suelo. Adicionalmente, se indica, que las especies de árboles de bosques andinos, a mayor elevación, sufren una mortalidad sobre reclutamiento, con la consecuente disminución de sus áreas (Duque et al. 2015; Báez et al. 2015).
Para detener la deforestación y mejorar la capacidad de restauraciòn ecosistémica, el PBA realizó estudios y propuso indicadores de impacto de prácticas de restauración, sobre la composición de las comunidades de plantas, la productividad del suelo, y para evaluar los costos asociados con el establecimiento, mantenimiento y monitoreo de las áreas restauradas
Asimismo, se establecieron lineamientos y orientaciones, que permitieron apoyar procesos de planificación nacional para la restauración de áreas degradadas. La generación de un protocolo para el monitoreo, a largo plazo, de la interacción entre diversidad de árboles y dinámicas de carbono en bosques montanos, permitieron contabilizar el aporte de bosques andinos (Pinto y Cuesta. 2019)
El programa se ha preocupado también por el rescate de saberes locales, que identifican el conocimiento de la población sobre los bienes y servicios ecosistémicos de las especies arbóreas y arbustivas; así como, sobre el tiempo y el clima, sus percepciones de cambio, y en los servicios ecosistémicos. Estos saberes locales son importantes en una estrategia de restauración, porque abarcan las diferentes etapas en la regeneración natural de las especies arbóreas y arbustivas, así como, la propagación asistida de especies nativas, (Huasasquiche y Kometter 2018).
El contexto actual nos plantea retos importante en gestión del conocimiento y la gestión sostenible de paisajes de bosques andinos. Es nuestro compromiso el mantener el vínculo y articulación con la academia, el sector público, la sociedad civil y los actores locales para seguir generando información sobre los procesos de cambios ambiental,es las respuestas a los mismos, y sus impactos en los ecosistemas de bosques andinos.
[1] http://www.fao.org/forestry/livelihoods/en/
El pasado 5 de mayo de 2020 se realizó el Foro Virtual “Redefinirse para seguir en la lucha – Compartiendo experiencias y aprendizajes desde el Chocó Andino de Ecuador” organizado por la Red de Jóvenes con apoyo del Programa Bosques Andinos y Latente producciones.
La motivación del foro virtual fue lanzar de manera oficial el documental “Redefinirse para seguir en la lucha” que muestra los desafíos y el trabajo de la Red de Jóvenes del Chocó Andino y reflexionar sobre el proceso con miras al escalamiento y réplica de procesos similares en otros territorios.
Este encuentro virtual tuvo cuatro momentos, arrancando con una presentación de contextualización por parte de Zavier Escobar, uno de los técnicos que ha estado a cargo del proceso de fortalecimiento de capacidades locales en el Chocó Andino. Según Escobar, este proceso buscó responder a varios objetivos estratégicos de la Mancomunidad del Chocó Andino, objetivos relacionados al gobierno participativo, a la generación y gestión de la información y al fortalecimiento de capacidades locales y comunicación socio-ambiental. Este programa de capacitación, que fue el semillero de la red de jóvenes, fue diseñado e implementado en colaboración entre CONDESAN y la Fundación Imaymana.
El segundo momento correspondió al foro en el que participaron: Alfredo Guamaní, coordinador de la red; Diana Troya autora del documental y Manuel Peralvo, coordinador de investigación del Programa Bosques Andinos.
Alfredo inició con una síntesis de la historia de la red y destacando el trabajo de sus compañeros. Comentó que la red está conformada por líderes y lideresas jóvenes que venían trabajando en cada una de sus parroquias y, que gracias a los talleres de comunicación socio ambiental, se pudieron conocer y articular esfuerzos.
“Nosotros hemos venido trabajando en cada uno de nuestros territorios, pero en cierto punto nos sentíamos solos o quizás aislados, más bien a través de este encuentro que tuvimos por el primer taller de comunicación socio ambiental, que se logró realizar en el marco de la Mancomunidad del Chocó Andino, empezamos a visualizar que había otros jóvenes como nosotros que estaban realizando actividades muy interesantes dentro del territorio”.
En las palabras de Alfredo se encuentra que el sentido de conservación y defensa del territorio es lo que une a este grupo de líderes y lideresas, quienes tienen por filosofía pensar en conjunto a favor de la sostenibilidad de su territorio.
En la segunda intervención, Diana Troya habló de los cuestionamientos e inquietudes académicas que la motivaron a la realización del documental como parte de su tesis de maestría en antropología visual. Según Troya, aunque su experiencia estaba enmarcada en un proceso oficialmente académico, la motivación fue el resultado de muchos años de cuestionamiento sobre la realidad. Una de las preguntas recurrentes durante la realización del documental fue “Diana ¿Qué puedes ofrecer a la comunidad? ¿Qué te hace diferente de tantos documentalistas que llegan, están 2 días, hacen sus tomas y se van?” siguiendo a teóricos de-colonialistas, decidió que su mayor aporte sería escuchar y participar de las actividades de la red como una más:
“Por eso me alinee con las propuestas de acompañar y aprender de los procesos de resistencia desde los territorios ya que ahí es donde están las formas alternativas para la profunda transición que necesitamos”.
La última intervención del foro fue de Manuel Peralvo, quien agradeció a la red de jóvenes. Comentó que el documental representa una reflexión grupal que busca poner en primer plano la vivencia de este grupo de jóvenes, su relación y los vínculos con un territorio en el que varios actores y organizaciones han terminado convergiendo con su trabajo colaborativo. Mencionó, además, comentó que llegó al Chocó Andino de la mano de un programa regional de Bosques Andinos, gracias al apoyo de la Cooperación Suiza COSUDE, con énfasis en promover sinergias entre adaptación y mitigación frente al cambio climático en estos ecosistemas importantes por su gran diversidad biológica y cultural. Al mismo tiempo, se trata de paisajes sensibles al cambio climático y que tienen un nivel de amenaza elevado. Según Peralvo, el Programa Bosques Andinos busca afrontar retos como la degradación y la deforestación a nivel local y regional además de colaborar en el fortalecimiento de la gobernanza local.
“Nuestro trabajo se enmarca en buscar esos vínculos y en encontrar esos procesos locales que permiten que realmente el trabajo que se puede hacer a nivel de restauración, de prácticas de producción sostenible, de conservación y restauración de bosques, en fin, de manejo sostenible de la tierra, estén anclados de una forma muy robusta con procesos locales de gobernanza”
Para finalizar su presentación hizo énfasis en que el trabajo colaborativo con la red de jóvenes y otros actores locales que trabajan por objetivos de desarrollo sostenible, es un factor necesario para que estos procesos se mantengan en el tiempo. La promoción de prácticas sostenibles, el fortalecimiento de sistemas locales de gobernanza, la promoción de asociatividad local, buscan fomentar un ambiente habilitante a largo plazo que articule actores operando a distintas escalas.
El tercer momento, a cargo de Ana Carolina Benítez, comunicadora para Ecuador del PBA, orientó a partir de una pregunta compuesta sobre cómo consolidar y escalar el proceso de la red y los pasos para iniciar procesos similares en otros territorios.
Los tres expositores coincidieron en la importancia de los intercambios de experiencias. Alfredo destacó dos aspectos, el primero relacionado a la coherencia del discurso y la práctica de las organizaciones y las instituciones llamando a que se reconozca la importancia de los jóvenes en la toma de decisiones en aspectos que los afecten directamente o a su territorio y en el caso del escalamiento manifestó que una de las mejores estrategias es apostar a la comunicación socio ambiental.
Diana Troya hizo énfasis en dos elementos fundamentales de la comunicación: el diálogo y la escucha. “Al momento de generar este diálogo, tratar de escuchar también a los otros”.
Finalmente, Manuel Peralvo añadió elementos operativos “para mí un ingrediente clave si se quiere escalar este modelo y replicarlo en otros paisajes de bosques andinos es lograr identificar, fortalecer y promover liderazgos que de alguna manera ya existen.
El Foro virtual concluyó con preguntas del público a los expositores y otros miembros de la red de jóvenes presentes en la plataforma. Destacó la intervención de Francia Fuentes, miembro de la red de jóvenes y habitante del barrio la Armenia de la parroquia de Nanegalito:
“Nosotros entendemos (a la cultura) como una forma en la que nosotros llevamos a cabo nuestra vida. Mencionando acerca de esto, de la mancomunidad y de los festivales que hemos realizado a lo largo de estos años es súper interesante conocer qué es lo que cada parroquia lleva a estos encuentros, entendiendo que la danza va más allá … desde el hecho de poder comunicar a través de tu cuerpo que es lo que hace tu comunidad, que es lo que se genera dentro de un espacio comunitario”
Este espacio de reflexión colectiva contó con la participación de 80 personas, de 6 países (Ecuador, Colombia, Alemania, Perú, Uruguay, República Dominicana) y de 5 sectores (gobierno nacional, gobiernos locales, ONGs, sociedad civil y Academia).
Los mecanismos de retribución por servicios ecosistémicos (MERESE), surgen como solución a los problemas ambientales, en especial a los relacionados a la protección o restauración de los ecosistemas y los servicios que brindan al bienestar humano, como la regulación hídrica que brindan los bosques andinos.
El Fondo Agua Quiroz –Chira (FAQCH) es un caso de cómo la colaboración genera resultados positivos y una experiencia positiva. Este encuentra sustento en la Ley de Mecanismos de Retribución por Servicios Ecosistémicos, habiendo iniciado sus acciones en el 2014 con inversiones a la fecha de más de un millón de soles, tanto del sector público y privado. Así mismo, gracias a los aportes de los usuarios del agua para uso agrícola, se ha logrado beneficiar -de manera directa e indirecta- alrededor de 3000 familias de comunidades campesinas. El FAQCH interviene directamente en el 50% del área de páramos y bosques de neblina de la cuenca Quiroz, de la cual 8 mil hectáreas han sido declaradas áreas de conservación.
Con esta experiencia a cuestas, gracias al trabajo articulado de Naturaleza y Cultura Internacional y Helvetas Perú, en el marco del Programa Bosques Andinos (PBA), desde hace más de 4 años, es que se está promoviendo el desarrollo de fondos similares en diversas cuencas, en el marco de los MERESE con empresas prestadoras de servicios de saneamiento (EPS).
La experiencia de trabajo con las comunidades campesinas, refuerza la posibilidad de implementar MERESE con EPS bajo el esquema de contratos con las comunidades, como el firmado en la cuenca Mariño en Abancay, donde interviene el PBA y se viene apoyando en su consolidación.
Con el objetivo de analizar las contribuciones de los fondos a nivel local, regional, nacional en el tema social económico ambiental de los MERESE; así como, de la conservación y gestión de espacios naturales con un enfoque integral, es que el Fondo Agua Quiroz –Chira está organizando el conversatorio «Análisis del Impacto Socioeconómico y Ambiental de los Fondos de Agua en Conservación«.
Se presentarán las experiencias de Bolivia (Acuerdos Recíprocos por el Agua), Ecuador (Fondo Regional del Agua de Loja y el Fondo para la Protección del Agua de Quito) y Perú (Fondo del Agua Quiroz-Chira), con los comentarios de representantes del Ministerio del Ambiente de Perú, el Instituto Regional de Apoyo a Gestión de los Recursos Hídricos – IRAGER, Naturaleza y Cultura Internacional Perú, y de Helvetas Perú.
La diversidad biológica comprende esa maravillosa variabilidad de especies vivas (flora y fauna) estrechamente vinculadas con los diversos ecosistemas. Hoy, como cada 22 de mayo, celebramos el Día Internacional de la Diversidad Biológica. Sin embargo, este 2020 tiene un especial sentimiento, ya que nos permite reflexionar sobre el importante papel de la biodiversidad y sobre el efecto nocivo que la humanidad ha ejercido sobre ella.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) señala que la biodiversidad es el pilar para que el ser humano pueda vivir en la Tierra. Más del 80% de la dieta humana está compuesta por las plantas. Aproximadamente, el 80% de las personas que viven en las zonas rurales de los países en desarrollo, dependen de medicamentos tradicionales basados en plantas para la atención básica de la salud. Pero la pérdida de esta diversidad amenaza todos estos ámbitos, incluida nuestra salud (ONU, 2020).
Además, el 60% de las enfermedades infecciosas humanas tiene origen animal, un porcentaje que llega hasta el 75% en el caso de las enfermedades llamadas “emergentes” como el ébola, el VIH, las gripes aviarias, el SRAS, el zika, y la actual pandemia por el Coronavirus (PNUMA, 2020).
En un informe de PNUMA sobre la Covid-19 y el medio ambiente, apuntan que el planeta debe estar sano; es fundamental para nuestra capacidad de recuperación de la pandemia de la Covid-19 y para prevenir futuras enfermedades zoonóticas. El deterioro de los ecosistemas y su diversidad biológica —desde la pérdida y la modificación de los hábitats, el desarrollo agrícola y el cambio climático, hasta la contaminación o la sobreexplotación de las especies— aumenta el riesgo de pandemias causadas por zoonosis (EL PAÍS, 2020).
Por ello, desde el consorcio conformado por HELVETAS Perú y Condesan, como Programa Bosques Andinos de la Cooperación Suiza COSUDE, este día cobra una mayor importancia ya que en nuestros bosques de montañas habitan mucha de la diversidad biológica del mundo. Protegerlos, restaurarlos, valorarlos y conservarlos implica no solo una mejora en los ecosistemas andinos; sino también repercute en el desarrollo sostenible y sano de la humanidad.
Además, tomado en cuenta que muchos de nuestros países son considerados megadiversos, es importante la articulación de acciones que permitan un crecimiento regional y un aprovechamiento sostenible de los bienes y servicios que estos ecosistemas nos ofrecen.
En Perú, por ejemplo, se pueden encontrar más de 20375 especies de flora, 523 mamíferos, 1847 aves, 446 reptiles y 1070 peces marinos; así como, poseen 84 de las 117 zonas de vida del planeta (ONERN, 1976) y más de 73 millones de hectáreas de bosques. Gracias al legado cultural, han domesticado 5 especies de fauna silvestre y 182 especies de plantas (Brack, 2003), muchas de estas zonas de vida resultan ser de importancia para la alimentación mundial.
La Estrategia Nacional de la Diversidad Biológica al 2021 comprende seis objetivos nacionales y trece metas, que en conjunto buscan detener la pérdida y deterioro de los componentes de la diversidad biológica, mejorar su gestión e incrementar las oportunidades de uso sostenible y, la distribución justa y equitativa de sus beneficios
Ecuador por su parte tiene características geológicas y topográficas, climáticas, de precipitaciones y temperatura, factores biológicos, escenario perfecto para la concentración de la vida, bajo una increíble diversidad biológica, catalogada también como megadiversidad. Posee 91 tipos de ecosistemas terrestres; una amplia variedad de pisos climáticos en la Cordillera de los Andes; y extensas zonas de bosques andinos.
Y finalmente, Colombia es el segundo país más megadiverso del mundo después de Brasil. Además, posee la mitad de los páramos existente en el planeta, lo que lo convierte en uno de los países con más áreas húmedas en el mundo, al poseer 44.25 % de los páramos de Suramérica. Su diversidad en el país es causa de los diferentes ecosistemas que se pueden encontrar a lo largo de su territorio. En el Chocó existe el mayor porcentaje de endemismo del mundo para un área continental, incluso para las aves; pero muchas especies endémicas están en peligro de extinción. Se estima que en el Chocó colombiano se encuentran de 8 a 9 mil especies de plantas, de las cuales una cuarta parte son endémicas. En cuanto a la fauna, de las 56 especies de anfibios, 47 son endémicas. En los ecosistemas de alturas es también relativamente mayor la diversidad biológica en las cumbres de la cordillera oriental, que en el resto de las montañas tropicales del mundo (CONAPGT).
Estos son los principales países en los que el PBA se encuentra trabajando y articulando acciones para la conservación y valoración de esta biodiversidad en los bosques andinos. Un trabajo entre los 3 países andinos, con el compromiso también de Chile y la incorporación de Bolivia.
Recordemos que este 2020 se “enfatiza la esperanza, la solidaridad y la importancia de trabajar juntos a todos los niveles para construir un futuro de vida en armonía con la naturaleza. Un año de reflexión, oportunidad y soluciones; con el objetivo de impulsar la resiliencia de las naciones y las comunidades a medida que nos recuperamos de esta pandemia” (ONU, 2020).
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