El próximo 14 de abril, el Programa Bosques Andinos presentará la estrategia y actividades para la conservación de paisajes forestales andinos en Apurímac. El evento será presidido por el Gobernador de la Región, Mag. Wilber Venegas Torres y contará con la participación de representantes de la Comisión Ambiental Regional de Apurímac, el Programa Nacional de Conservación de Bosques del Ministerio del Ambiente, el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR) y el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (SERNANP). La cita es a las cinco de la tarde en el local del Gobierno Regional.
En la actividad se analizarán las implicancias del cambio climático para los paisajes forestales andinos y se presentará la hoja de ruta del Programa Bosques Andinos, que se elaboró de forma conjunta con los actores clave de la región. Este documento resalta las prioridades y oportunidades de la gestión sostenible del paisaje forestal andino y los servicios eco sistémicos que proveen para la población rural y urbana en Apurímac.
La reunión –en el que también estará presente el Dr. Patrick Sieber, del Programa Global de Cambio Climático de la Agencia Suiza para la Cooperación y el Desarrollo (COSUDE) –permitirá consolidar vínculos estratégicos de trabajo entre el Gobierno Regional, el SERFOR, SERNANP , MINAM, las universidades de la región y la sociedad civil para la conservación y manejo sostenible de estos paisajes.
Se aprovechará la presencia de las autoridades nacionales y regionales para realizar una visita al Santuario Nacional Ampay el 15 de abril. Ello, con miras a identificar los sitios de monitoreo que se implementarán con el apoyo de la cooperación Suiza a través del Programa Bosques Andinos.
El Programa Bosques Andinos es una iniciativa de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación — COSUDE; y es facilitado y asesorado por HELVETAS Swiss Intercooperation y CONDESAN.
A través de la repotenciación del mecanismo REDD+, los países en desarrollo podrán implementar en conjunto acciones para evitar la deforestación y promover un manejo forestal sustentable. Actualmente el 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero en América Latina provienen del sector de uso del suelo, del cual 30% se genera por deforestación de bosques.
Los árboles cumplen un rol muy importante en la lucha contra el cambio climático. Son importantes almacenadores de carbono, y evitan el calentamiento del planeta. Para prevenir la deforestación y promover el cuidado de los bosques, en la Conferencia de las Partes (COP) del 2007, que se desarrolló en Bali (Indonesia), se creó el Programa de Reducción de las Emisiones derivadas de la Deforestación y Degradación de los bosques (REDD+). REDD+ es un mecanismo de mitigación establecido por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que busca generar incentivos positivos a los países en vías de desarrollo para proteger sus recursos forestales, y usarlos de manera sostenible.
Para fortalecer el trabajo de REDD+, en el acuerdo universal sobre cambio climático que se firmó durante la COP21 de París, en diciembre del año pasado, se legitimó y repotenció el mecanismo, reconociendo así el rol de los bosques en la lucha contra el cambio climático. De esa manera esta importante herramienta voluntaria está lista para su implementación por los países en desarrollo, que permitirá mitigar los efectos del cambio climático.
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Milagros Sandoval, gerente de políticas ambientales de Conservación Internacional Perú, sostiene que se tenía claro que REDD+ podía implementarse hasta 2020. Lo que se hace ahora con el nuevo acuerdo universal es reconocer su importancia, que permite a los países incluir la herramienta como parte de sus aportes para mitigar las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI).
“Dependerá de cada país incluir o no el mecanismo en sus contribuciones. Asimismo se incluyó una mención expresa en la sección de finanzas que es muy importante para asegurar el financiamiento de esta herramienta”, indica Sandoval.
El artículo 5 del acuerdo global sobre cambio climático hace referencia al mecanismo REDD+ y establece que los países de la CMNUCC deben de tomar acciones para incrementar los sumideros y reservas de GEI, incluyendo en los bosques. Adicionalmente en su segundo párrafo el artículo alienta a los países a tomar parte de la implementación y el apoyo (financiero, técnico, entre otros) de los marcos establecidos bajo la Convención para reducir las emisiones por deforestación y degradación forestal, del mismo modo se promueve el manejo forestal sustentable.
Teniendo en cuenta que actualmente el 50% de emisiones en América Latina provienen del sector de uso del suelo, del cual 30% proviene de la deforestación, Josefina Braña – Varela, directora del equipo de REDD+ en Colombia de World Wildlife Fund for Nature (WWF), indica que el acuerdo alienta a los países desarrollados a proveer a los países en vías de desarrollo el apoyo necesario para reducir emisiones en el sector forestal.
“Las nuevas disposiciones internacionales representan una buena base para el trabajo conjunto entre países en desarrollo y desarrollados para atacar las causas de la deforestación y la degradación”, explica Braña – Varela.
Al presentar cada país un contexto distinto, la deforestación se evita con políticas nacionales, sin embargo existe la necesidad de un trabajo coordinado por parte de los países amazónicos, para identificar y hacer frente a las causas de la deforestación y degradación de uno de los ecosistemas más importantes del mundo. Actualmente se ha perdido el 17% de los bosques tropicales en Latinoamérica, y si se continúa en la misma línea de deforestación se perdería el 25% de los bosques tropicales en el 2020.
Milagros Sandoval indica que Latinoamérica tiene un gran potencial en relación al sector forestal para aportar a la mitigación de GEI.
“REDD+ es una importante opción y así lo dejan ver los avances que tienen los países de la región en la implementación de esta herramienta tales como Brasil, Ecuador, Colombia y el Perú”, explica.
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“El Amazonas ya está mostrando signos de degradación debido al cambio climático. La frecuencia de las sequías y las inundaciones han aumentado, lo cual probablemente está relacionado al cambio climático. La tendencia hacia un aumento en los eventos extremos de precipitación puede causar la muerte de ramas y árboles debilitando la salud del bosque en general”, sostiene Braña – Varela
Para hacerle frente a las problemáticas de los países con bosques tropicales, se pueden desarrollar estrategias nacionales enfocadas en el trabajo con REDD+. Es necesario establecer un sistema de monitoreo que permita dar seguimiento a las acciones y programas. Cada país debe establecer procesos participativos que involucren a las comunidades indígenas, la sociedad civil, las empresas, entre otros. “La coordinación regional entre los países amazónicos es crucial para evitar procesos de “fuga de emisiones”; en otras palabras para evitar que la deforestación se desplace de un lugar a otro en lugar de ser erradicada”, explica Braña – Varela.
El crecimiento de las ciudades y la degradación de los ecosistemas son las principales causas de la escasez de agua en la región, y el cambio climático es un factor adicional que agudiza este problema (Buytaert & De Bièvre, 2012). Actualmente en el Perú tenemos USD 3,500 millones en brecha de infraestructura de agua y saneamiento y cada vez se hace más complicado disminuirla.
En los últimos años se ha realizado grandes inversiones en infraestructura de saneamiento, gracias a la cual mucha gente tiene acceso a agua potable y alcantarillado; sin embargo, se hizo muy poca inversión en protección contra riesgos naturales y mucho menos en mantener los servicios ecosistémicos hídricos que abastecen de agua a las ciudades; más por el contrario este tipo de infraestructura natural de protección y conservación se ha ido degradando debido a actividades antrópicas. Como consecuencia, retrocedemos en lo poco que avanzamos en cerrar la brecha en infraestructura; es como el problema del gusano (durante el día sube 3 metros y en la noche resbala 2 metros) que todos los ingenieros tuvimos que resolver alguna vez en nuestra vida pre-universitaria.
Casos emblemáticos que reflejan bien esta problemática son las represas construidas en la costa del país, cuya vida útil se vio reducida debido a la colmatación; pero también existen otros casos mucho más dramáticos, principalmente los relacionados con pequeña infraestructura de saneamiento. Por ejemplo, el caso donde se construyó un sistema para abastecer agua potable para una pequeña población, pero al poco tiempo de funcionamiento, la cuenca de aporte fue tan degradada que el caudal del agua disminuyó a menos de la mitad del caudal de diseño, por lo que se vieron obligados a buscar una nueva fuente, lógicamente más alejada y los costos mucho más elevados que el sistema inicial.
Un nuevo enfoque, basado en infraestructura verde, se promueve desde el sector público, la academia y la sociedad civil. La infraestructura verde es una amplia gama de acciones que conservan o restauran los ecosistemas en las cuencas, y que tiene un rol complementario a la infraestructura gris (infraestructura tradicional de saneamiento). Lo nuevo de todo esto es que se ha avanzado en desarrollar metodologías para realizar el análisis costo – beneficio de esta Infraestructura Verde y con esto es posible incluirla como una alternativa más en el proceso de la toma de decisiones.
Este análisis costo-beneficio de la Infraestructura Verde es posible gracias a nuevos paradigmas en los sistemas de monitoreo hidrológicos, diseñados específicamente para responder la pregunta “cómo influye la recuperación o degradación de los ecosistemas en el comportamiento hidrológico de una cuenca?”, es decir que significa en cantidad de agua el haber reforestado una determinada área, o que significa en cantidad de agua el haber recuperado una zona de pastizales sobre-pastoreada?.
Evidencias de este tipo de monitoreo podemos observar a través de la Iniciativa Regional de Monitoreo Hidrológico de Ecosistemas Andinos – iMHEA, que hace seguimiento a los beneficios hidrológicos de una docena de intervenciones de infraestructura verde, por ejemplo, la de recuperación de pastos en la Comunidad Campesina de Huamantanga (Lima, Cuenca del Río Chillón).
Fuente: Info Andina. Ver enlace original aquí.